Enfurecido por el ataque a su mujer y el asesinato de su hijo, y asqueado por la laxitud y corrupción de las autoridades, que dejaron libres a los responsables, un electricista neoyorquino se une a un grupo de vigilantes, al que antes se había negado a pertenecer, para vengar a su familia.
¿Por qué ver esta película?
William Lustig ha hecho su propia contribución al cine de justicieros popularizado a mediados de los años setenta por Un justiciero en la ciudad. Lustig aborda el género con la mirada de un cineasta neoyorquino enamorado de los bajos fondos de su ciudad - que ya había filmado magníficamente en Maniac dos años antes - y su bagaje cinéfilo, que sitúa a Vigilante a medio camino entre los thrillers italianos de los setenta y el realismo abrasivo de French Connection de William Friedkin. Las presencias minerales de Robert Forster y Fred Williamson cimentan el buen aspecto de este puro representante del exploitation ochentero hecho en la Gran Manzana.
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