En 1994, Stewart Raffill, un director acostumbrado a hacer películas familiares de serie B (entre las que destaca Mac and Me, una infame copia de E.T.), es abordado por el dueño de un parque de atracciones que posee un magnífico T-Rex animatrónico. El propietario le ofrece utilizarlo en una película. El único problema es que en quince días la bestia será enviada a otro parque de Texas. No hay problema. Raffill ideó un guión absurdo en pocos días y no esperó a terminarlo para empezar a rodar en su casa y en platós de otras películas disponibles en ese momento. El improbable producto final es un romance adolescente cargado de gore entre la joven Denise Richards y Paul Walker (cuyo espíritu se transfiere al cuerpo de un T-Rex robótico). Por enésima vez, la película se llamaba originalmente Tanny & the Teenage T-Rex y es este título el que encontrará en la versión no censurada y restaurada, que ha permanecido invisible durante mucho tiempo, que ofrecemos aquí. Francamente, si después de leer todo esto no quiere ver esta maravilla, no hay nada más que podamos hacer por usted.
