Durante mucho tiempo invisible, La Aparición de Alice ha ido ganándose lenta pero legítimamente su estatus de película de culto con el paso de los años. Este (falso) documental true crime, que llegó mucho antes del auge del formato, nos sumerge en una investigación de desaparición venenosa y laberíntica, bajo una clara influencia de Twin Peaks, jugando con brillantez con las zonas de ambigüedad y las apariencias engañosas. Cada testimonio, cada foto, cada fotograma se convierte en un fragmento trampa que nos arrastra a las venas mismas del relato. Película obsesionada por el poder engañoso de las imágenes, La Aparición de Alice involucra directamente al espectador, invitándolo a examinar cada plano y cada rincón oscuro como un investigador obsesionado. Porque en los límites de la imagen, en la delgada frontera entre la pantalla y la realidad, el fantasma de Alice Palmer parece esperarnos, agazapado en la sombra, al borde del fuera de campo. Una cima del found footage y del cine de terror australiano.