Con Hinterland, Stefan Ruzowitzky (Los falsificadores) entrega un thriller áspero y ambicioso que nos sumerge en la Viena de la posguerra de los años 20, donde antiguos soldados, humillados y rechazados por una población que los considera símbolos de un mundo derrumbado, intentan encontrar un sentido a su existencia. Uno de ellos se ve envuelto en una serie de asesinatos que podrían estar relacionados con los traumas del conflicto… Visualmente, la película toma prestado con gran acierto del expresionismo alemán, distorsionando escenarios retocados digitalmente para reflejar tanto un mundo en ruinas como el espíritu atormentado de su protagonista, interpretado a la perfección por un Murathan Muslu salvaje y torturado. El propio director lo describe como “una mezcla entre Se7en y Sin City, impregnada de la estética de El gabinete del Dr. Caligari”. Quizás convenga matizar tal afirmación, pero el resultado final es impresionante, inquietante e hipnótico.