Si has visto The Greasy Strangler, ya sabes que el cine de Jim Hosking no le teme al ridículo, sino que se revuelca en él con auténtica euforia. Pero aquí no hay ningún asesino en serie grasiento y lascivo: no se trata de destruir, sino de crear. Ebony & Ivory es, por supuesto, una célebre canción de Paul McCartney en dúo con Stevie Wonder, y la película narra precisamente esa colaboración mítica. Pero no esperes un retrato lírico y noble, ni una mirada íntima a la vida de dos leyendas de la música: Ebony & Ivory es probablemente la película más absurda que verás este año (¿o esta década?)… y eso es una excelente noticia. Entre prótesis fálicas, sapos gigantes y ovejas escocesas, se despliega una stoner comedy delirante de puro absurdo, una oda a la procrastinación donde McCartney y Wonder se reducen a dos completos idiotas que deambulan con los silbatos al aire, pasan el día fumando porros, insultándose sin parar y atiborrándose de comida vegetariana. Hosking eleva el vacío a la categoría de arte total, redefine la noción misma de humor repetitivo y firma un viaje inclassificable y brillantemente enigmático que dejará (al menos) al 50 % del público en el camino. Pero para quienes acepten subirse al tren, el viaje podría resultar verdaderamente inolvidable.
