El primer largometraje del dúo Jeunet/Caro iba a ser La Cité des Enfants Perdus. Demasiado ambicioso y, por tanto, demasiado caro, el proyecto se les fue de las manos y los dos artistas decidieron embarcarse en otra aventura más comedida: Delicatessen. Aun así, la producción fue larga y penosa, hasta el punto de que la película sigue siendo, a día de hoy, una anomalía total en el paisaje cinematográfico francés. Esta fábula barroca que coquetea con el steampunk es una oda al amor, la suciedad y lo extraño, rebosante de ideas visuales y narrativas tan disparatadas como absurdas. Las vidas de los habitantes de este edificio, que se desmorona poco a poco bajo el peso de los impulsos y obsesiones de cada uno, son tan hilarantes como aterradoras.